Una de dos: o el tipo de seguridad del tren tiene poderes telequinéticos y ha obligado a la “víctima” a golpearse con su propia mano o estamos ante una versión modernizada (y quizá mejorada) del celebre “Ma’echo un esguince“.
A mi me da que hace cuento, pero solo es una sensación, ¿eh? ¿A ti que te parece? xD